El miedo: una emoción que nos puede salvar
- Mónica Caballero Andrade

- 2 nov 2020
- 2 Min. de lectura
Definimos el miedo como temor, preocupación, incertidumbre o nerviosismo. Visto desde el lado psicopatológico lo consideramos como ansiedad, fobia y pánico.
Solemos asociar el miedo de manera negativa pero no es más que una emoción que surge cuando sentimos que estamos ante una amenaza y no contamos con los recursos para afrontar y sentimos que debemos huir de ella.
El miedo es fundamental para nuestra supervivencia, porque si no tuviéramos temor, no sabríamos que nuestra vida corre peligro. ¿Cómo huir de un perro que nos ladra y amenaza con mordernos? Si no sentimos miedo es posible que no corramos y finalmente el animal logre atacarnos.
Sin embargo, en algunas ocasiones el miedo no nos va a llevar a huir sino que nos paraliza como si estuviéramos bloqueados y no pudiéramos movernos. Esto sucede cuando, ante una situación que consideramos extrema, una parte de nuestro cerebro se activa e impide que los músculos se puedan mover, con el fin de que en ese instante, de alguna manera, no seamos conscientes del dolor que dicha situación nos puede generar, y en algunos casos puede que no recordemos ese momento; es una manera que tiene el cerebro para protegernos del sufrimiento.
Por ello, sentir miedo es normal e incluso sano. Cuando las personas no sienten miedo ante situaciones que normalmente debería generar dicha emoción, en un caso extremo se puede asociar con la psicopatía, estas personas aparte de no sentir compasión por los demás, tampoco sienten miedo o lo sienten poco; por lo tanto, el miedo también es una emoción que nos ayuda en vivir en sociedad.
¿Cómo se genera?
Alguno de los estímulos que nos producen miedo se han generado de manera innata como el miedo a una serpiente; otros son evolutivos, es decir, que aparecen de forma natural a lo largo del desarrollo, como el miedo en los niños a estar con personas desconocidas; otros miedos o inseguridades se originan por “contagio” cuando de pequeños vemos que esas situaciones producen miedo en nuestros padres o cuidadores; otros se han desarrollado a partir de una mala experiencia que hemos tenido y han quedado guardados en nuestra memoria.
Pregúntate en este momento: ¿qué situaciones te generan miedo? ¿Cómo se originaron estos miedos o inseguridades? ¿Crees que esta emoción esta fuera de tu control?












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