top of page

La vergüenza

  • Foto del escritor: Mónica Caballero Andrade
    Mónica Caballero Andrade
  • 3 dic 2020
  • 2 Min. de lectura

La vergüenza la asociamos con la culpa, la perplejidad, la desazón, el remordimiento y la humillación.


Es una emoción que surge cuando evaluamos nuestras conductas de manera negativa con relación a lo que piensan los demás sobre nuestros comportamientos o actitudes.

Ante el miedo de ser evaluados negativamente percibimos que algo estamos haciendo mal y que los demás emiten juicios negativos sobre nosotros. Por eso, la emoción de la vergüenza nos hace sentirnos expuestos, carentes de dignidad o de valor y observados con desprecio o como inferiores a los demás.


La función de la vergüenza es motivarnos a reparar el daño causado y a generar un cambio. La vergüenza genera malestar y arrepentimiento y empuja a la disculpa y a enmendar lo que hemos hecho mal, haciendo que la emoción desaparezca. Esto implica ser proactivos, asumiendo la responsabilidad de nuestros errores.


Por ello, esta emoción está muy vinculada a las relaciones interpersonales, y su fin es mantener la unión y el vínculo con las personas que nos rodean, al indicarnos qué es lo correcto y aceptable dentro del grupo social y nos permite asumir las reglas sociales como propias para ser parte de él.


Es importante aceptar la responsabilidad de nuestros errores con humildad, sin culpar a los demás de lo que me ocurre, y aprender de esas equivocaciones para no volverlos a cometer.


¿Cómo superamos esta emoción?


Para enfrentar la emoción de la vergüenza sugiero hacer el ejercicio de ¨Autorreforzamiento¨.

En muchos casos, las personas se autocastigan cuando cometen algún error o las cosas no suceden como lo esperaban, enfocándose únicamente en lo malo.


Por ello, la técnica del autorreforzamiento consiste en ser nuestro propio motivador, recompensándonos luego de realizar algo bien o para incrementar la frecuencia de una actividad, a través de elogios, pequeñas recompensas en momentos puntuales o realizar una actividad gratificante después de hacer otra que no nos resulta especialmente agradable. Por ejemplo, si eres bueno o buena al escribir, tocar algún instrumento, o cualquier otro ámbito de la experiencia, elógiate por ello y disfrútalo.


Esta técnica nos ayuda a fortalecer nuestra valoración personal y autoconcepto. ¡Esta semana pon en práctica esta técnica!



ree

 
 
 

Comentarios


Formulario de suscripción

¡Gracias por tu mensaje!

©2020 por Mónica Caballero. Creada con Wix.com

bottom of page