La sorpresa
- Mónica Caballero Andrade

- 18 oct. 2020
- 1 Min. de lectura
La sorpresa la entendemos como el asombro, desconcierto, admiración. Es la emoción básica más breve de todas, dura unos cuantos segundos y antecede a las otras emociones.
La función de la sorpresa es dirigir la atención a estímulos novedosos o repentinos, que merecen la pena ser indagados. Estos estímulos pueden ser positivos o negativos y la sorpresa nos permite identificar la mayor cantidad de información en el menor tiempo posible orientándonos sobre qué hacer ante los cambios inesperados.
Algunos datos curiosos sobre la sorpresa:
La sustancia química protagonista en la sorpresa es la adrenalina.
La sorpresa no es igual a susto, el susto es un reflejo físico y no una emoción, es de menor duración.
En los procesos de aprendizaje es importante facilitar esta emoción, al incluir estímulos novedosos, ya que permitirá que se focalice la atención en dicho estimulo separándolo de los demás, favoreciendo la memorización de dicha información.
¿Te cuesta sorprenderte?
Algunas personas presentan dificultad para sorprenderse y les cuesta tolerar la incertidumbre, y por el contrario desean tener todo bajo control, mostrándose rígidas y ritualistas, pero esto les impide vivir el presente.
Ante esta situación debemos reconocer y aceptar que no podemos controlarlo todo y enfocarnos en aquello que sí podemos resolver. Dejémonos sorprender por aquellas situaciones que se presentan en el día a día, y enfocarnos en aquello que sí está en nuestras manos. Abrámonos a la posibilidad de aprender de las situaciones nuevas, que aunque nos desagraden, siempre son espacios de enseñanza y crecimiento.












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